De
buena gana dedico este poema a los dirigentes del mundo reunidos en Paris.
Espero que no hagan del medio ambiente un negocio, donde quien contamina paga y
calla bocas aunque no almas.
No
se trata de pagar señores sino, simplemente, de no contaminar. No es de recibo
haber contaminado más en este pasado siglo que en los diez mil años anteriores.
No se trata de que queramos o no queramos solucionarlo. Sencillamente, la
cuestión es muy simple, clara y directa: o se soluciona o no vamos a ningún
lado.
Quien
quiera entender que lo haga y quien no quiera, también, por la cuenta que nos
trae.
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