EN
EL DÍA DE MI CUMPLEAÑOS
Sin
duda hoy, 17 de octubre, es un día muy especial al que estaré ligado durante toda
mi vida. El motivo: es mi cumpleaños y, por lo tanto, el recuerdo de mi madre
fallecida se hace inmenso y me llena por completo. No es tristeza lo que me
invade sino una extraña alegría difícil de comprender. Extraño su presencia, su
calor, su honestidad y sencilla sabiduría, sin embargo, la siento viva dentro
de mí y esa sensación mitiga cualquier atisbo de tristeza que pueda intentar
aparecer en mi interior.
Hoy
hace muchos años que de su seno pude partir, no sin esfuerzo por su parte.
Llegué, tras un complicadísimo y duro embarazo, a una casa humilde de un pueblo
sencillo y precioso que está situado en el interior de Valencia, concretamente,
Chelva, en plena serranía. Las primeras manos que me sostuvieron no fueron las
de ningún médico, ni tampoco fueron las de ninguna enfermera, comadrona o
personal sanitario. Las primeras manos que me sostuvieron fueron las de la
entrañable vecina de enfrente «La tía Francisca» porque en aquella época las
vecinas eran familia (cuanto deberíamos haber aprendido de las generaciones
anteriores). Por eso quiero que mi primer poema aquí, en el día de hoy sea en
recuerdo de mi madre.
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